jueves, 25 de enero de 2007

Bienvenida al Pandemonium

Me encuentro viviendo nuevamente en este país desde octubre del año pasado. Llegar a Caracas en esta fecha no fue precisamente lo mejor que me pudo pasar. Tres circunstancias estaban en mi contra: 1) recta final de la campaña la elección presidencial pautada para el día 3 de diciembre; 2) diciembre navideño a las puertas, lo que equivale a compras, gaitas, espíritu decembrino, caos y pare usted de contar; y 3) el hecho de que hacía unos días el presidente Chávez había decretado el pago anticipado de los aguinaldos (bono o bonos navideños). Esto significaba, por lo tanto, mucho dinero circulando en la calle, compras compulsivas, más buhonerismo y, por supuesto, muchísima gente compitiendo por el primer premio del concurso “quien gasta más rápido sus churupos (dinero en términos coloquiales) en un abrir y cerrar de ojos”. ¡Que locura, mi hermano!.

Primer problema a superar: la campaña electoral, es decir, política y más política. Aquí se dio un fenómeno anormal (por no decir demencial); la gente desayunaba, almorzaba y cenaba, como plato principal, con política. Hasta los bebés recién nacidos (o aún por nacer) manifestaron su opinión política. Esto lo digo, aludiendo el hecho casi común en que las mujeres en estado de gracia pintaban en sus hinchadas y descubiertas barrigas “yo soy chavista” o “atrévete” (slogan asumido por la oposición), según fuese el caso, a la usanza del equipo brasilero en el mundial de fútbol del año pasado. Se acuerdan?.

Debo reconocer que nunca antes había visto una sociedad tan polarizada y sobre todo tan radicalizada políticamente. De un lado y del otro chavistas y antichavistas recalcitrantes. Lo peor es que los políticos, los medios de comunicación social e, inclusive, los familiares te aupaban a “tomar partido” por uno o por otro bando. Y como muchos decían, el día de las elecciones no podían existir los llamados “ni-nis”, es decir, no podían haber ciudadanos que no votasen “ni por el partido oficialista ni por la oposición. Yo no vote, no porque no quisiese, sino porque la actualización de datos que tramité ante el Registro Electoral Permanente – REP- que me permitiría votar en Venezuela, no fue procesado por el Consejo Nacional Electoral. De manera que cuando me presenté para ejercer mi voto, aparecía registrada para votar en el exterior. Yo que soy una ciudadana que cree en el voto y le atribuye el poder que muchos le desmerecen. Por primera vez no votaba en unas elecciones presidenciales de mi país.

El segundo problema era –y continua siéndolo- el desorden que impera en las calles del oeste y centro de Caracas; y éste, a su vez, está íntimamente relacionado con la inseguridad, la sobrepoblación en la capital venezolana, la práctica de la economía informal y la suciedad de Caracas, entre otros. En esos días, lo que se apreciaba era una verdadera anarquía. Hay que aclarar que las calles, aceras, paseos, boulevares o explanadas de Caracas no es para que los ciudadanos, venezolanos o extranjeros, la transiten, paseen o la usen para su esparcimiento personal. No, no, se equivocan. Aquí los papeles se invirtieron: éstos pertenecen a los buhoneros (vendedores informales), motorizados, piratas o quemadores de cds o dvds, mendigos, pregoneros religiosos y cualquier otro ente extraños o indeseado que usted pueda imaginar. Allí usted puede ser el protagonista de cualquier situación inverosímil que pueda ocurrir, dramática o irrisoria. Todo dependerá de su suerte!.

El otro factor que contribuye últimamente a esta especie de “demencia colectiva” de muchos ciudadanos que residen en este país es la ilusoria bonanza económica que se está viviendo en Venezuela, de la cual se están beneficiando especialmente aquellos sectores que se ubican en la categoría C y D, es decir, los más pobres (que de pobres no tienen ni un pelo). Porque si alguien todavía lo pone en duda, el Gobierno del Presidente Chávez va dirigido básicamente al pueblo llano, en su interpretación más estricta, entendiendo como pueblo a los sectores más populares, excluyendo, por supuesto, a la clase media y a los más ricos.

Para la mala suerte de una gran minoría, tener cierto peculio o patrimonio, aunque haya sido labrado por el esfuerzo y el trabajo propio, es considerado, por la revolución bolivariana, como un pecado o una cruz a cuestas que cada día se hace más pesada. Sin embargo, aquí no hay que creer mucho en “cuentos de camino”, porque Venezuela y los venezolanos son caracterizados por grandes contradicciones. Por un lado, los que están con el “proceso”, (gobernantes y pueblo) critican desaforadamente la forma de vivir de las clases sociales más altas y, por el otro, cometen los mismos desmanes y derroches de los beneficiados de la llamada IV República. Porque si usted no lo sabía, no hay nada peor que un pobre con real (dinero). Se critica mucho a los Estados Unidos, y muchos dirigentes cuando tienen la oportunidad son los primeros en viajar a este país o, en el peor de los casos, tener allí una “cuentica” bancaria en dólares, producto de manejos no muy claros. Contradictoriamente, la sociedad venezolana (palco del llamado socialismo del XXI???) es una de las sociedades más consumistas y hedonistas de América Latina. Según una reciente encuesta, somos el segundo país de este sub-continente, después de Brasil, que más se deja llevar por los placeres de la vida. Al venezolano, le fascina vestirse de marca y a la última moda, ir a los mejores restaurante, tomar el mejor güisqui, viajar al extranjero y, si se tiene posibilidades, comprar el último modelo de carro da la marca de su preferencia, aunque ello signifique endeudarse o dejar de comer durante algún tiempo. Puro realismo mágico!. Para acabar con esto (si es que no muere en el intento) la revolución bonita tendrá por delante una tarea titánica.

Para quien vivió cinco años fuera de este país (aunque no completamente desconectada de su realidad), el panorama descrito es una verdadera pesadilla. Y aunque parezca mentira, lo increíble, es que esta “movida” ya me está gustando. Nos pasa a todos los que, por gusto, compromiso o obligación, vivimos en esta ciudad. Es como un vicio, y así lo demuestra el constante flujo migratorio de los ciudadanos del interior hacia Caracas. El fenómeno es similar a lo que les pasa a los toxicómanos. Éstos están conscientes de que la droga está destruyendo su vida, sin embargo dependen de ella para continuar viviendo, aunque sea en un estado paupérrimo.

Una cosa si les digo sin lugar a dudas, vivir en Caracas no es cosa fácil. Caracas, así como otras grandes ciudades de Venezuela- no es para miedosos o para quienes le temen a la aventura. Aquí sólo podemos vivir los aventureros; los amantes del caos, la desorganización o aquellos que no tienen otra opción, por la sencilla razón de que aquí tienen familia, negocios o una vida hecha; forjada a punta de trabajo, esfuerzo y sacrificios. Porque para quien ha vivido por muchos años en este país, Venezuela era otra cosa. Caracas no era la ciudad que existía, incluso hasta hace poco tiempo. Los grandes cambios que ha experimentado la sociedad venezolana han ocurrido estas últimas décadas y, muy especialmente, los 5 últimos años, gracias a la corrupción, ineficiencia y la desidia de los gobernantes que tomaron las riendas de este país por más de 40 años. Pero también se debe a la comodidad y viveza criolla del ciudadano común y, por su puesto, a los cambios que se han producido con el Gobierno de Chávez (para bien o para mal de nuestro país). Y esta última frase, queridos lectores, se las dejo para su libre lectura e interpretación.

A.Jo.R.

lunes, 22 de enero de 2007

Y así comienza esta aventura

Caros Lectores:

El inicio de 2007, ha sido a ocasión idónea para comenzar a compartir mis experiencias a través de este medio. Fue el 02 de enero, que una idea un poco jugueteó en mi mente.

Caminando, mezclada con el gentío que diariamente utiliza los servicios del Metro de Caracas (por muchos odiado y por otros amado) decidí compartir algunas de las experiencias vividas en la cotidianeidad de espacios culturalmente complejos como el de las ciudades y los pueblos - grandes y pequeños-, entendidas y percibidas por mi a través del contacto directo con las personas que conviven en ellos.

De manera que empezaré con esta ciudad –Caracas- no solo porque me ha tocado palparla, disfrutarla y sufrirla en su máxima expresión sino también porque me parece un digno ejemplo de la complejidad social propios de los grandes y emergentes centros capitalinos.

Pero no se tratará de hablar sólo de espacios geográficos sino también de personas, de comportamientos, ideologías, tendencias, de almas, sentimientos y emociones. En esta historia, yo no seré la única protagonista. Podría ser usted, mi vecino o un extraño. De modo que aquí, hablaré de todo y de todos; lo haré con objetividad, sinceridad, sin medias tintas (sem disfraces como se diría en portugués), con el alma desnuda, con benevolencia y dureza., según sean las circunstancias y mi estado anímico.

En mis opiniones encontrarán el lado humano, sensible, compasivo de esta sobreviviente, pero también el lado fuerte, duro, insensible y hasta egoísta. Cualquier opinión, a favor o en contra, de mi forma de ser, estar o pensar será recibida con ponderación, madurez y respeto. Con ello pretendo mejorar como ser humano.

La idea nació del deseo de compartir con una serie de amigos muy queridos que dejé en Portugal, sin embargo, está terminó siendo accesible a muchas otras personas. Los invito, pues, a compartir conmigo el día a día, que en lo inmediato será el de esta ciudad porque forma parte de mi entorno ahora, pero que en cualquier momento puede ser el de otra urbe o de otro país.

La intención es, en lo esencial, mantener un diálogo y vínculo permanente con las personas queridas cuya distancia no permite tener un contacto personal mucho más directo. Ellos son Isabel y Amadeu, Rute M., Kiki y Zaga, Carlos F., Miguel Amor, Miguel El Grande, Pedro R., Ana C., Jôs, Sergio B. y Clemente L. A ellos les dedico este blog. También procuro hablar de las bondades (y crudezas) de este país, de sus costumbres, su cultura y su gente.
Por el hecho de que el grupo de amigos antes señalado está conformado mayoritariamente por hispanos y portugueses (entre otras nacionalidades) consideré que es más fácil para un portugués leer y entender el castellano que al contrario. Sin embargo, traduciré muchos términos al portugués cuando así lo crea conveniente.

Y como toda historia tiene un inicio, pues amigos que comience la aventura ...